Desde pequeña pasaba los veranos en la playa con mi familia. Teníamos una acogedora casa en medio de un bosque en un pueblito llamado Pichilemu, que se encuentra a unas dos horas a la costa de la ciudad de San Fernando, en la región de O’higgins en Chile.
Hoy, ya convertida en ciudad, es conocida como la “Capital del Surf”, nombre que se le ha dado por ser una playa con olas muy extensas, lo que es altamente cotizado por quienes practican este deporte, sin embargo, Pichilemu es mucho más que una playa donde practicar el surf.
En mapudungun, Pichilemu significa “bosque pequeño” lo que indica que es una zona rodeada de bosques en un clima de secano costero, donde la temperatura es agradable la mayor parte del año, varía entre los 8°C como mínima en invierno y los 25°C como máximo en pleno verano. El mar en esta parte de Chile es muy frio, inimaginablemente frío, pero siempre disfrutamos de las prístinas aguas de estas playas.
Llegábamos a
nuestra casa por el camino a Ciruelos. Los hermosos paisajes llenos de bosques
inundan el aire con perfumes de pinos y eucaliptus. El clima del secano costero
es propicio para las siembras de trigo, así es que las lomas que no tienen
bosques se muestran como grandes alfombras verdes o amarillas dependiendo de la
época del año. En primavera, todo parece más colorido porque crecen innumerables tipos de flores silvestres y por el camino, se ven rosadas azucenas que alguien
plantó hace muchos años y que siguen floreciendo libremente hasta el día de
hoy. El ejercicio de la contemplación nos sigue regalando paisajes, colores,
olores y sensaciones difíciles de comparar.
Por este camino se llega a las salinas de Cáhuil. Allí existe todavía la extracción de la sal de mar de forma artesanal. Esta actividad comienza en septiembre/octubre para finalizar en febrero/marzo, y se puede visitar el lugar durante todo el año, en cualquier horario y completamente gratis. Se pueden recorrer los "cuarteles" que son espacios rectangulares donde se aposa el agua salada de la laguna de Cáhuil para dejarla secar y después extraer los cristales de la sal.
Siguiendo el camino de regreso a Pichilemu, se encuentra Punta de Lobos, un lugar que se caracteriza por acantilados de hasta 50 metros de altura con roqueríos que son frecuentados por lobos marinos. Hay dos enormes rocas que forman parte de la postal más característica de este lugar. Punta de Lobos es uno de los mejores lugares para los amantes del surf porque las olas son espectacularmente largas y para quienes amamos el paisaje, observar una puesta de sol desde allí es una experiencia mágica.
Fotografías por gentileza de Williams Castro Arraño
Ya de regreso en Pichilemu, un paseo por el Parque Ross es una tradición para todos quienes visitan esta playa. Es un antiguo parque que posee palmeras que fueron plantadas en 1885 y son originarias de las Islas Canarias. A un costado, se encuentra el Casino, un elegante caserón con dos torres gemelas que funcionaba por los años 20 en forma privada y fue uno de los casinos más famosos de Chile. Hoy se mantiene en buen estado.
En el
pasado, se llegaba a Pichilemu por tren. Hoy, en la antigua estación de trenes,
se encuentra un museo, donde se puede conocer la historia de Pichilemu.
Una de las
cosas que más llama la atención a los viajeros es que en este lugar hay un gran
número cabañas donde alojarse y todas ellas son cómodas, acogedoras y muy bien
equipadas. Las opciones de alojamiento son muchas y están abiertas todo el año,
aunque en la temporada alta, de diciembre a marzo, es recomendable hacer
reservaciones con anticipación, porque es una playa muy concurrida. Durante el
resto del año se puede viajar tranquilo a Pichilemu, porque encontraras muchos
lugares donde dormir y comer.
Pichilemu se
encuentra a tres horas de Santiago de Chile. Se puede llegar en automóvil viajando
por carretera hacia el sur desviándose a la costa en la ciudad de San Fernando,
en el km 148 de la ruta 5. También puedes llegar en autobús, desde el terminal
Alameda.
Si eres un
buscador de experiencias, Pichilemu es un lugar para ti. Muchas veces se opta por
buscar playas más conocidas y con más ambiente de ciudad, sin embargo, Pichilemu
es un lugar hermoso donde se pueden respirar aires perfumados de bosque y de
mar, y pasear por extensas playas.
Nuestra casa
del bosque se destruyó después del terremoto de 2010 y ya no existe en ese
lugar ni casa ni bosque, no obstante, Pichilemu es y será mi espacio y mi
pueblo favorito para siempre, no solo porque allí me reencuentro con los
mejores momentos de mi niñez en familia, sino porque es un lugar hermoso donde
se pueden vivir y crear momentos inolvidables.
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